Renault y Nissan estudian su fusión para crear un gigante del automóvil
Expansión
CONSOLIDACIÓN/ Los fabricantes, aliados desde 1999 y que ya operan como una única empresa, subieron ayer en Bolsa al calor de los rumores. La llave de la operación la tiene el Estado francés, con un 15% de Renault.
La Bolsa toca tambores de fusión alrededor de Renault y de Nissan. La acción de la compañía francesa subió ayer un 5,79%, hasta 98,5 euros, después de que Bloomberg revelase que ambas compañías han mantenido contactos en los últimos meses para abordar una eventual fusión y la creación y un único grupo. Desde septiembre, Renault acumula un alza bursátil superior al 30%.
Los inversores dan credibilidad a la posibilidad de que Renault y Nissan constituyan una nueva compañía automovilística, consolidando la denominada Alianza entre ambas corporaciones que lleva vigente desde hace dos décadas. Hoy por hoy, la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi ya opera como un grupo, consolidando los resultados. Ambas compañías niegan la posibilidad de una fusión.
En septiembre pasado, Carlos Goshn, presidente de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, anunció que, en 2022, la convergencia en las áreas de ingeniería, fabricación y suministro debería producir 10.000 millones de euros de ahorros por sinergias, el doble que en 2016. De hecho, ya hay direcciones de Desarrollo de Productos y de Fabricación conjuntas. Una la ocupa José Vicente de los Mozos, presidente de Renault España, que gestiona las operaciones industriales de la Alianza en España. Para 2022, Renault-Nissan-Mitsubishi quiere fabricar 14 millones de vehículos, frente a los 10,6 millones de 2017, en el que sólo fue superada por Volkswagen.
A pesar de que ya operen como una única compañía –si bien Renault se rige por el año fiscal europeo, y Nissan y Mitsubishi por el japonés, que va de 1 de abril a 31 de marzo–, la Bolsa aplaudiría la conversión en una única compañía cuya sede, según Bloomberg, estaría en Holanda por la menor carga impositiva.
El problema para una hipotética fusión sería la salida de Renault de Francia. El Gobierno francés no quiere que una de sus empresas clave salga del país. No sólo se opondría de palabra, sino que, al contar con un 15% del accionariado de Renault, que sería el que adquiriría Nissan según los analistas bursátiles, cuenta con derechos de voto sobre el 17,8%, un porcentaje que le permite bloquear decisiones importantes.
En el entramado accionarial actual de la Alianza, Renault controla el 43% de Nissan, mientras que la japonesa tiene el 15% de la francesa y, al mismo tiempo, un 34% de Mitsubishi. El problema es que Renault sí tiene derechos de voto en el consejo de Nissan, mientras que la nipona no cuenta con ningún asiento en el consejo de la francesa.
Esto ha provocado recelos en la compañía japonesa y en el Gobierno del país por la posible injerencia del Estado francés en la estrategia de la compañía. En 1999, cuando Renault y Nissan formalizaron la Alianza, la japonesa estaba prácticamente en quiebra. De ahí que la enseña del rombo accediese a un mayor peso en el consejo y en el capital tras el acuerdo.
Pero, con los años, Nissan ha mejorado sus resultados, siendo la parte más sólida financieramente de la Alianza. De hecho, durante la crisis económica, fue quien sostuvo la cifra de negocio de Renault gracias, entre otros, al éxito del Qashqai, modelo que ha democratizado el segmento de los todocaminos.
Basta mirar a las cifras de la Alianza del año pasado. De los 10,6 millones de coches vendidos en todo el mundo en más de 200 países, Groupe Renault comercializó 3,76 millones, Nissan 5,81 millones y Mitsubishi, 1,03 millones. Según los resultados financieros consolidados de Groupe Renault, éste se anotó un beneficio neto de 5.210 millones, de los que 2.791 millones fueron aportados por Nissan.
LA RETIRADA DE GHOSN
De ahí que los japoneses traten de tener peso en el consejo de Renault. Las dos compañías insisten en que no hay ningún fundamento para la fusión, sino que se trata más bien de que, cuando llegue la retirada de Carlos Ghosn (tiene 64 años), la Alianza no se desmorone.
De ahí que Ghosn haya llegado a un acuerdo con el Gobierno francés para acercar posturas con Nissan y el Gobierno japonés, abriendo la puerta incluso a un intercambio accionarial para consolidar la ya de por sí fuerte vinculación. Pero siempre que el Estado francés no perdiera su capacidad de influencia en asuntos críticos.
Parte del recelo de Nissan deriva de que, en 2015, cuando Enmanuele Macron, actual presidente de Francia, era ministro de economía, el Estado francés elevó su participación del 15% al 19,7%. Además, en virtud de la Ley Florange, al permanecer en el accionariado dos años sin bajar su participación en el capital, el Estado doblaba de forma automática sus derechos de voto. Este movimiento aplacó la posibilidad de que Nissan entrase ese año en el consejo de Renault, elevando sus derechos hasta el 23,2%.
Ghosn consiguió que Francia accediese a vender ese 4,7% de su participación en noviembre de 2017, negociando con Macron que el Estado tuviera derechos de voto por debajo del 18%.