Patronal y sindicatos pactan medio centenar de propuestas para relanzar la industria gallega
La Voz de Galicia
Reclaman a la Xunta políticas para un crecimiento inclusivo
Los agentes sociales representados en el Consello Económico e Social (CES) -entre los que están la Confederación de Empresarios de Galicia y los tres grandes sindicatos de la comunidad (CC. OO., UGT y CIG), pero también las universidades y otras entidades de consumidores y de la economía social- han pactado un plan de acción para modernizar la industria gallega y recuperar el empuje de un sector que, desde el estallido de la crisis, ha reducido en un 16 % su aportación a la riqueza de la comunidad y ha destruido un tercio del empleo que sostenía en el año 2008.
Bajo el título Por unha alianza no sector industrial galego, el documento -que se presenta hoy en Santiago y para cuya elaboración se consultó con profesionales del sector, economistas y profesores universitarios, entre otros expertos- hace un diagnóstico de los cambios económicos y tecnológicos que están detrás del debilitamiento de un sector clave para la economía gallega -muy dependiente de la industria manufacturera (con el textil, la automoción y la metalurgia como puntas de lanza)- y ofrece medio centenar de propuestas para desarrollar una política industrial que afronte esos desafíos.
Un trabajo de análisis que, critican desde Comisiones Obreras, en otras comunidades hicieron los respectivos Gobiernos autonómicos. «En Galicia non foi posible polo desinterese da Xunta», censura Ramón Sarmiento, secretario general del sindicato en la comunidad, que advierte que «a sociedade galega dificilmente entendería que a Xunta dese as costas a un traballo que goza da unanimidade de sindicatos, patronal e as universidades galegas».
Las reformas necesarias
Entre esos factores desestabilizadores, uno de los principales es la imparable automatización de los procesos productivos. Avances en inteligencia artificial y tratamiento de datos que «permitirán desarrollar nuevos modelos de negocio» y «generarán a corto plazo nuevos tipos de empleo» -dos tercios de los niños gallegos que están empezando sus estudios primarios «acabarán trabajando en puestos que aún no existen»-, pero que introducen grandes dosis de incertidumbre sobre el futuro del mercado laboral, no solo por las «complejas transiciones de empleo», sino también por la creciente desigualdad que introduce ese nuevo modelo y que, reconoce el informe, «quizás tensione el Estado del bienestar en Europa».
Para fomentar un crecimiento inclusivo, el informe del CES identifica cinco grandes áreas de actuación. En la primera, que tiene que ver con el marco regulatorio, reclaman una simplificación de la burocracia y un programa de incentivos fiscales para atraer grandes inversiones (y para facilitar la relocalización en Galicia de aquellas empresas que optaron por trasladarse fuera) que funcione de forma coordinada entre las diversas Administraciones. En cuanto a los factores de competitividad, se hace hincapié en la necesidad de garantizar la disponibilidad de suelo industrial con «fórmulas de adquisición flexibles», en reducir los costes de la energía o en que Galicia sea incluida en el corredor ferroviario atlántico de mercancías.
En el capítulo del empleo y el capital humano, además de reclamar programas de atracción de talento y mejoras en los currículos educativos para «generar una cantera de científicos y tecnólogos», sindicatos y patronal consensúan un «pacto social estable» en el que se regularía un nuevo mecanismo de protección social orientado a parados de larga duración y que esté ligado a la búsqueda de empleo y a la reinserción en el mercado laboral, así como mejoras en la negociación colectiva, priorizando los convenios de ámbito autonómico, sobre los que luego se puedan establecer mejoras en cada empresa.