Los astilleros de Vigo salvan el año y advierten de un «duro golpe» en 2021
[Vía Atlántico Diario] El sector constata las dificultades para contratar nuevos barcos por el complejo entorno económico y las restricciones.
«Las inversiones se han ralentizado y hay mucha incertidumbre», constata Rafael Outeiral, del Grupo Nodosa y vicepresidente de la patronal gallega del metal Asime, que también sostiene que la incidencia en el naval de la crisis económica derivada de la pandemia «se va a ver a medio y largo plazo». «Encargar la construcción de un barco es una decisión estratégica que requiere una inversión millonaria y para eso es necesario un panorama más despejado y un consumo estabilizado», explica.
Todo esto en un contexto de rebrotes de coronavirus, restricciones de movimientos, cierres de fronteras, problemas en las aduanas para enviar pedidos y escaso tráfico aéreo que afecta de lleno al naval por su marcado carácter exportador: el 90% de su producción es para el extranjero y es precisamente el mercado internacional el que se lleva el peso de los contratos de gran tonelaje.