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La primacía de China en el comercio electrónico se disputa con flotillas de drones y robots

El mundo

  

Las imágenes más recurrentes en las últimas convenciones de tecnología que se celebran en China son los robots dedicados a abastecer la logística de entrega del e-comercio, incluidas las nuevas flotillas de drones que podrían revolucionar aún más un sector dominado por una estética cada día más futurista pese a ser ya el presente.

La firma china JD se ha convertido en la primera compañía mundial que ha puesto en funcionamiento este sistema de entregas en un centenar de aldeas rurales asistidas por varias decenas de aparatos no tripulados a las que ya ha enviado más de 20.000 paquetes, adelantándose así al proyecto propio que prepara Amazon.

El fundador de JD, Richard Liu, anunció a finales del año pasado la apertura de cerca de 200 aeropuertos para drones en la provincia de Sichuan dentro de la ingente campaña que han lanzado para promover el comercio electrónico en la China rural, donde residen cerca de 600 millones de personas, y que tan sólo serían el anticipo de un plan que incluye hasta 10.000 pistas de este tipo.

«Es un proyecto que reducirá un 70 por ciento los costes», explicó Liu en el último Foro Mundial de Davos.

«El desarrollo del comercio electrónico ha ayudado en dos maneras a construir la industria logística. En primer lugar, atrajo a un gran número de nuevos participantes, y eso incrementó la cantidad y la calidad del servicio. La logística es una parte vital de la experiencia de compra virtual. Los plazos de entrega largos o con retrasos frecuentes, y los bienes dañados o perdidos harían que los clientes regresen a las tiendas físicas», explicó Neil Wang, de la consultora Frost & Sullivan, citado por el diario South China Morning Post.

La entrega automatizada es tan sólo el último giro de una industria, el comercio electrónico, que ha contribuido de gran manera a transformar la economía chinay que los expertos indican se convertirá en modelo a escala mundial.

La sociedad sin dinero, que paga y adquiere productos a través de su teléfono móvil, es una realidad cotidiana en la nación asiática -la firma McKenzie vaticina que el dinero físico habrá desaparecido en este país en el 2020-, que al mismo tiempo ha incorporado a su vida cotidiana elementos como las tiendas sin empleados.

La seguridad de estos emplazamientos está refrendada por el estricto control social que está implementado el estado a través de un sofisticado sistema de cámaras de alta definición, reconocimiento facial e inteligencia artificial.

El comercio electrónico, que según el Diario del Pueblo chino facturó 4,56 billones de dólares el año pasado registrando un aumento del 11,7 por ciento respecto a 2016, se ha erigido en un pilar de la nueva política del gobierno liderado por Xi Jinping que quiere abandonar la imagen de la china dedicada en exclusiva a la manufactura y exportación, promoviendo el consumo interno.

Los festivales dedicados a fomentar este tipo de compras como el 11/11 son ya un referente social en el país muy superior al significado comercial que podría tener las Navidades para la cultura occidental y además han conseguido romper el límite físico que podrían suponer las fronteras nacionales. Según la firma Nielsen, la proporción de consumidores que realizó una compra transfronteriza por medio del comercio electrónico alcanzó el 67 por ciento en 2017, en comparación con sólo el 34% en 2015.

Si alguien se pregunta por los límites a la expansión de este negocio, la respuesta resulta complicada de anticipar. Como ejemplo basta aludir a las expectativas de las propias entregas por medio de drones.

Durante la reciente Cumbre Global de Logística Inteligente que se celebró en la ciudad de Hangzhou, la compañía Beighang Unmanned Aircraft System anunció que está desarrollando aviones no tripulados que podrían entregar compras con un peso de 1 tonelada, algo así como lo que pesa un vehículo normal, a distancias de 1.500 kilómetros.

En la misma cita, la empresa Ele.me indicó que piensa aplicar este mismo sistema, el envío por medio de aviones no tripulados, a sus ventas online de comida en Shanghai.

 

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