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La gran «autopista eléctrica» con Portugal se atasca y no funcionará antes de 2020

Faro de Vigo

 

El proyecto sigue a la espera de que el Gobierno luso identifique el cruce de la línea en la frontera –

REE: «Lamentablemente no conocemos donde se ubicará la nueva eólica»

Si todo hubiera ido según lo previsto en abril de 2013, cuando comenzaron los trámites para construir la nueva interconexión eléctrica con Portugal, a estas alturas Galicia, una de las grandes potencias generadoras del país, podría exportar el doble de energía que en la actualidad al otro lado del Miño. La línea es un proyecto amparado por las autoridades comunitarias, obsesionadas en reforzar la capacidad de intercambio de electricidad entre todos los territorios de la UE; y de especial interés para los gobiernos español y luso, que desde hace una década forman el Mercado Ibérico de la Electricidad (Mibel) para fomentar la competencia, apoyarse en el suministro y mejorar los precios que pagan los consumidores. Pero el siempre largo proceso para lograr los permisos en infraestructuras de este tipo y la decisión de replantearse el trazado inicial para rebajar la tensión con la oposición al diseño en el concello de Arbo están frenando su desarrollo. A la espera de que la Agencia Portuguesa do Ambiente se pronuncie sobre el lugar donde deben juntarse su parte del tendido con el que viene de Galicia, la idea de estrenar la nueva «autopista eléctrica» en 2019 se apaga.

No es el primer retraso que acumula la interconexión. La primera fecha de funcionamiento anunciada fue 2015. Luego cambió a 2017. Y la estimación que se barajó el año pasado ante los problemas surgidos en la localidad pontevedresa fue la de ponerla en servicio «entre 2019 o 2020». Ese segundo año es ahora el más probable. Aunque los responsables medioambientales de Portugal tardaran poco en completar su documento transfronterizo, el Ejecutivo español tiene todavía por delante la declaración medioambiental y la autorización administrativa. «Tenemos acuerdos con el 95% de las administraciones y los propietarios de terrenos», remarca Eva Pagán, directora general de Transporte de Red Eléctrica de España (REE), la empresa encargada de llevar adelante el proyecto. Una vez completados estos pasos, los trabajos echarían a andar inmediatamente. Durarán dos años. La inversión supera los 50 millones de euros.

¿Por qué es tan importante mejorar la capacidad de intercambiar electricidad entre ambos territorios? Primero, por el propio consumidor: a más unión en el Mibel, más posibilidades hay de aprovechar la producción energética de centrales menos costosas y, por tanto, el recibo se abarata. Pero es que además a Galicia le va el futuro de las renovables en ella. La línea permitirá dar salida a una parte importante de la aportación de la eólica en una comunidad que ya genera mucha más electricidad de la que necesita para cubrir la demanda de sus ciudadanos e industrias.

«La parte positiva es que se está evaluando como un conjunto», asegura Pagán, en referencia a las dos partes, la española y la portuguesa, del proyecto. «Está -remarca- avanzado».

Si el papel en este momento de la futura «autopista» es fundamental ante el superávit eléctrico de Galicia, lo será más cuando empiecen a funcionar los parques de aerogeneradores que se construyan en la región a partir de las subastas de potencia renovable de 2016 y 2017, que, según los pronósticos de la Xunta, traerán alrededor de 600 megavatios (MW). La cifra definitiva no se conocerá hasta que se pongan en pie. Las empresas ganadoras -entre ellas, Gas Natural Fenosa, Endesa, Norvento o Greenalia, las cuatro que anunciaron proyectos para aquí- no deben concretar la ubicación exacta y, de hecho, han nominado varios emplazamientos posibles para compensar cualquier imprevisto que obstaculice el cumplimiento del plazo dado por el Ministerio de Energía para su encendido: antes de 2020. De lo contrario, perderán los avales millonarios depositados tras las pujas.

El desconocimiento concreto de los lugares choca con la obligación de conseguir la autorización de conexión de los complejos de molinos al sistema eléctrico de mano de REE. «Lamentablemente no está en nuestras manos conocer los nudos a los que quieren conectarse», apuntaba ayer Miguel Duvison, director general de Operación de la compañía en una rueda de prensa en Madrid previa a la junta general de accionistas. «Es cierto que llama la atención como usted dice -respondía ante las preguntas de FARO por la situación- y no podemos evaluar. Nadie nos ha trasladado nada». Pero REE descarta en principio que pueda haber problemas para dar cabida a la potencia eólica esperada en Galicia y los más de 5.000 MW que suma toda España dada la actual fortaleza de la red.

Para eso también se ampliarán las actuales subestaciones de Ludrio, en el concello lugués de Castro de Rei, y la de Regoelle, en Dumbría (A Coruña). Son dos de los proyectos más importantes de Galicia en la actual planificación de infraestructuras energéticas que va desde 2015 a 2020 y suma en la comunidad 308 millones de euros.

 

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