La facturación del sector aeronáutico de Galicia alcanzó los 127 millones
El Correo Gallego
Con empresas aeronáuticas gallegas en pleno proceso de negociación con fabricantes de aviones chinos para convertirse en uno de sus proveedores y tras cerrar el último ejercicio con un incremento de la facturación en un 6 por ciento, hasta alcanzar los 127 millones de euros, el sector se enfrenta a un 2018 en situación «exitosa y optimista» y con la posibilidad de más de dos dígitos de crecimiento en el empleo y la facturación. Así lo anticipó ayer el presidente del Consorcio Aeronáutico Gallego, Enrique Mallón. Éste dibujó un escenario marcado por el empleo de más de 1.200 personas, que conlleva un aumento del 9 por ciento durante el año pasado; así como por la ejecución de más de 100 millones en inversiones en tres años y por la existencia de 30 empresas como proveedores de primer, segundo y tercer nivel, de grandes empresas como Airbus, Embraer o Bombardier.
En este escenario, Enrique Mallón presentó el segundo Congreso Internacional Aeronáutico y Espacial de Galicia, que tendrá lugar el 12 de abril el Hotel Pazos los Escudos de Vigo. Entre los participantes figuran Eduardo Carrillo, director de Boeing, así como el presidente del cluster del sector recién creado en Portugal, João Romana, entre otras personalidades.
El presidente del consorcio gallego destacó ayer en que en los últimos años se ha conseguido superar una barrera «psicológica e industrial» entre los directivos de las empresas gallegas tradicionalmente centradas en la automoción o en el naval para apostar por la diversficación productiva y que «pueden adentrarse perfectamente en el sector aeronáutico sin abandonar sus actividades y de hecho». Mallón explica que «hoy en día hay más de diez empresas dedican entre el 30 y 40 por ciento de su actividad a la actividad industrial aeronáutica y el resto a su negocio tradicional en el motor o el naval».
Para Enrique Mallón es remarcable que seis empresas gallegas hayan conseguido ya el status de empresas proveedoras de primer nivel para las grandes firmas constructoras.
Ante la organización de las empresas portuguesas en un cluster, el presidente del consorcio gallego asegura que a éste «todavía» no se contempla como competencia, sino como colaboradora en el desarrollo del sector.