Iago Crespo: “El futuro ya está aquí y la energía renovable es tendencia imparable”
El Correo Gallego
La primera edición de Galicia Global, que organizó en la Cidade da Cultura la Asociación Española de Directivos (AED), congregó a cien ejecutivos expatriados por el mundo. Entre ellos estaba este joven, aunque sobradamente preparado, líder coruñés. En México llevó los grupos electrógenos de Genesal (Bergondo) a varias centrales de ciclo combinado o el Túnel Sumergido de Coatzacoalcos. Ahora se marca otro reto: asegurar la luz al que será en 2020 el mayor aeropuerto de Latinoamérica.
La electricidad es un bien indispensable. ¿Dónde nunca puede faltar y ustedes se encargan de que eso no suceda?
Nuestras aplicaciones de generación se pueden encontrar en todo tipo de aplicaciones e instalaciones a lo largo del mundo, como centrales de ciclo combinado y geotérmicas, hospitales, hoteles y resorts, túneles y hasta centrales nucleares, entre otros.
El mercado de los grupos electrógenos, ¿para quiénes trabajan en la actualidad?
El perfil de nuestros clientes es también variado, trabajamos con empresas públicas y privadas del sector de la construcción, instalaciones eléctricas, gas, ingenierías, desarrolladoras inmobiliarias… cualquier cliente que necesite garantizar el suministro de energía a sus instalaciones o centros productivos.
¿Qué lugares aislados, sin tendidos, se nutren con la energía que generan sus equipos?
Hemos instalado nuestros grupos electrógenos para torres de telecomunicaciones, piscifactorías, aplicaciones Black Start, que deben garantizar un funcionamiento continuo y preciso para evitar pérdidas incalculables para nuestros clientes.
¿De qué instalaciones se encuentran más orgullosos?
Podría decir muchos proyectos que se han llevado a cabo en los casi diez años que llevo siendo parte de la familia Genesal Energy, pero si me tuviera que quedar con uno, diría el túnel sumergido de Coatzacoalcos, en México. Fue un proyecto donde suministramos un grupo electrógeno que está protegiendo y respaldando al primer túnel sumergido de Latinoamérica.
De Bergondo a vender a medio mundo. ¿En cuántos países está presente hoy Genesal?
Estamos en más de treinta países, tanto a través de filiales directas o de representantes y distribuidores.
¿Y su apuesta por América Latina y, en concreto, por México?
Llevamos apostando por Latinoamérica desde hace casi 15 años y aproximadamente desde hace cuatro estoy liderando el proyecto en México, que en estos últimos años ha experimentado un crecimiento exponencial gracias a la llegada de muchísimas multinacionales del sector energético. Las últimas reformas han fomentado la inversión privada. Es una oportunidad que no debemos dejar pasar, ya que estas instalaciones y proyectos requieren y demandan soluciones de generación de alta calidad con un nivel de exigencia técnica también altísimo.
Motores a gasóleo, a gas natural, licuado… ¿qué tecnologías utilizan para generar?
Los equipos que más nos solicitan actualmente son grupos electrógenos diésel, aunque poco a poco nuestros clientes se empiezan a interesar por los equipos a gas natural e híbridos.
¿Veremos algún día grupos generadores portátiles de energías renovables made in Genesal?
No me gustaría dejar de mencionar a mis compañeros del Centro Tecnológico de Energía Distribuida (Ceted), que desde Bergondo desarrollan nuevas aplicaciones para el aprovechamiento de biomasa en un proyecto cuyo objetivo es el diseño y desarrollo de un sistema portátil de generación eléctrica y térmica a partir de la gasificación de la biomasa.
Tengo entendido que quieren convertir su planta en Bergondo en una fábrica 4.0… ¿qué implica eso? ¿Digitalización y robots?
Efectivamente, queremos ser una verdadera Smart Factory con todo lo que implica: vehículos de guiado autónomo, servicios de robotización… Es un proyecto piloto que se lleva a cabo en Bergondo y que se hará de forma escalonada y gracias una inversión de dos millones de euros cofinanciada con fondos europeos a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). El objetivo es lograr la simbiosis perfecta entre las personas y las máquinas, pero siempre en términos colaborativos. Los robots no sustituirán a los empleados. No es nuestra forma de trabajar.
¿Qué planes de expansión tiene la compañía?
Consolidamos nuestra presencia en Latinoamérica, sobre todo en México y Perú. Son mercados que todavía tienen recorrido y nuestra apuesta conlleva una estrategia a medio y largo plazo. En cuanto a proyectos en México trabajamos de manera muy estrecha con empresas españolas, mexicanas y estadounidenses.
¿Y proyectos de relevancia en cartera o en concurso?
Uno de los proyectos que seguimos muy de cerca es el del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, que en 2020 será el mayor de Latinoamérica y uno de los más grandes y modernos del mundo.
¿En qué niveles de facturación se mueve Genesal?
Nuestra facturación anual se mueve en torno a los 10 millones de euros y uno de nuestros objetivos es alcanzar los 15 millones en 2021, lo que supone incrementar de media un cincuenta por ciento los ingresos de los últimos años y hacerlo, además, manteniendo la rentabilidad.
¿Y a nivel de empleo?
La plantilla la conforman casi setenta trabajadores.
Como empresa ligada al sector energético… ¿Qué opinan del autoconsumo y de la generación distribuida?
En España el marco es uno, pero en el caso de México hay muchas más facilidades para desarrollar proyectos de generación privada que en otros países. La reforma energética ha hecho muy atractivo autogenerar a los particulares y pequeñas empresas; también crear una muy interesante oportunidad de negocio para la construcción de centrales eléctricas y comercializar esa energía con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
¿Qué tendencias vienen en el mundo energético para las que tenemos que ir preparándonos, si no queremos que nos acaben pasando por encima?
Creo que ya no podemos hablar de futuro en el sector energético. El futuro ya está aquí, y creo que estamos viendo cómo muchos países están asumiendo compromisos de emisiones y de uso de energías renovables muy ambiciosos. Esta es una tendencia imparable que ni siquiera, a pesar de lo ocurrido durante el Acuerdo de París el año pasado, se va a ralentizar.