Bruselas investiga la posible entrada masiva de acero en la UE tras la ofensiva de Trump
La Voz de Galicia
La Unión Europea se prepara para levantar sus escudos comerciales. La decisión unilateral del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles del 10 y el 25 % a las importaciones de aluminio y acero, respectivamente, podría tener un efecto colateral perverso para las 28 economías del bloque.
Y es que, más allá de que Washington haya excluido de forma temporal (hasta el 1 de mayo) a la Unión Europea de pagar esas tarifas, existe un riesgo altísimo de que la producción mundial, sobre todo la china, acabe inundando el mercado comunitario. Bruselas anunció ayer la apertura de una investigación para estudiar el impacto y la evolución de esta ofensiva comercial. «Se tomarán medidas eventuales y de salvaguardia si ciertos productos se redirigen hacia el mercado europeo provocando un impacto negativo», aseguró ayer uno de los portavoces de la Comisión Europea.
El equipo de la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, vigilará de cerca la evolución de las importaciones de hasta 27 categorías diferentes de productos de acero en los próximos nueve meses. La sueca está dispuesta a activar medidas preventivas de salvaguardia, como la imposición de aranceles o el establecimiento de cuotas a la importación, si se produce un efecto rebote.
Evidencia de entradas
Desde marzo del 2016, Bruselas ha recopilado evidencias de que apuntan a un incremento en las entradas de este metal en la UE. La tendencia «podría fortalecerse ahora que el acceso al mercado de Estados Unidos se ha limitado.
El redireccionamiento de las exportaciones podrían provocar distorsiones en el mercado y los precios», advirtió el Ejecutivo comunitario, que sigue inmerso en unas negociaciones contra reloj para conseguir torcer la voluntad de Trump y excluir a la UE definitivamente de la ofensiva arancelaria.
¿Qué pide el magnate a cambio? La Administración estadounidense todavía no se ha pronunciado, pero en las quinielas está una mayor contribución de la UE a la OTAN, una reducción de los aranceles a ciertos productos estadounidenses o incluso una retirada del plan de gravar con un 3 % a los gigantes digitales.