Arabia Saudí rompe el boicot de la OPEP y frena el alza del petróleo
El Mundo
Quiebra el pacto para reducir la producción inyectado hasta 600.000 barriles al mercado.
Riad promete aumentar la oferta de crudo ante un déficit en la segunda mitad de 2018
Arabia Saudí parece haber impuesto sus puntos de vista de que hay que dar un respiro al mercado petrolero mundial, y ha obligado a la OPEP a alcanzar un principio de acuerdo en virtud del cual el cártel incrementará la producción de crudo en entre 500.000 y 600.000 barriles diarios. No es mucho, si se tiene en cuenta que la OPEP ha reducido su producción en casi 1,4 millones de barriles desde diciembre de 2016, y que en este tiempo el crecimiento de la economía mundial se ha acelerado. Aun así, el preacuerdo ha tenido impacto en el mercado. El crudo Brent, de referencia en Europa, bajó un 1,5% -más de un dólar – al conocerse la noticia, y estaba a media sesión en los 73,27 dólares.
El aumento es, además, inferior a los 1,5 millones propuestos por Rusia que, aunque no es miembro de la OPEP, ha logrado establecer una excelente coordinación con la organización y, en especial, con el país que la domina, Arabia Saudí. Aunque el mayor derrotado es Irán, que se había opuesto en redondo a que Arabia Saudí, a instancias de EEUU, forzara el aumento de la producción de crudo. La decisión debería quedar formalizada hoy en la segunda jornada de la cumbre semestral de la OPEP que se celebra en Viena.
Aunque la subida no sea muy grande, es mejor que nada. Y más aún cuando a partir de finales de año empiece a notarse el aumento de la producción en EEUU, que hasta ahora está teniendo problemas para alcanzar el Golfo de México, donde se concentran las refinerías de ese país, debido a que no hay suficientes oleoductos para llevar todo lo que se está extrayendo de petróleo. Un petróleo cuya explotación es rentable, precisamente, gracias a la subida del precio ocasionada por el recorte de la producción de la OPEP.
Los detalles filtrados por ahora, sin embargo, no despejan todas las dudas del mercado. Por un lado está el hecho de que 600.000 barriles más no compensan la caída en barrena de la producción de Venezuela -paradójicamente, el país con más reservas del mundo- que, desde diciembre de 2016, se ha hundido en un tercio, lo que supone 665.000 barriles diarios, de acuerdo con los datos de la propia OPEP. Solo en el último mes, Venezuela podría haber bombeado 200.000 barriles menos, hasta los 1,2 millones de barriles, según la agencia de información especializada en materias primas Argus.
Otros factores de incertidumbre son la oleada de sanciones que EEUU prepara a Irán, la permanente crisis en Libia, e incluso la posible disrupción de la actividad petrolera en EEUU durante la llamada temporada de huracanes que suele afectar a las refinerías del Golfo de México entre junio y octubre. A ello se suma, además, el hecho de que Estados Unidos está a punto de entrar en el periodo estival, en el que el consumo de gasolina se dispara en el primer consumidor de productos petrolíferos del mundo.
De todas esas incógnitas, la más grande es la de Venezuela. Ese país tiene contratos para la entrega de 1.495.000 de barriles/día en el mes de junio, pero solo tiene 694.000 disponibles -un 46% de lo que se ha comprometido a entregar- para la exportación, según informa la agencia Platts, especializada en el mercado del petróleo, citando a fuentes petroleras venezolanas. A los problemas para bombear crudo se ha sumado el deterioro de los sistemas de almacenamiento y de los puertos, lo que ha llevado a PDVSA, el monopolio estatal petrolero venezolano, a pedir a sus clientes que envíen petroleros que estén preparados para cargar crudo de otros barcos, ante el deterioro de las instalaciones portuarias.